lunes, 3 de junio de 2019

Excelente nota de pagina 12...

Habra que crear la resistencia....con nuevos metodos ;-).

Santiago

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Christophe Dejours, especialista en medicina del trabajo, psiquiatría y psicosomática
“Sin posibilidades de sublimar a través del trabajo, es muy difícil conservar la salud mental”
Es psicoanalista, pero plantea algo no muy tenido en cuenta desde el psicoanálisis: el trabajo como base de la identidad, fuente fundamental de sentido para la vida y mediador para la autorrealización en lo social.

Por Verónica Engler

El histórico teatro IFT de la ciudad de Buenos Aires se llenó. No había un recital ni una obra de teatro sino la conferencia “Trabajo, precarización y subjetividad”, brindada por el prestigioso psicoanalista francés Christophe Dejours, que llegó al país invitado por la Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires (AGD-UBA) y la editorial Topía. El público variopinto que acudió a escucharlo estaba compuesto por personajes del ambiente psi (profesionales, profesores, intelectuales, estudiantes), pero también por integrantes de sindicatos varios interesados en las ideas de Dejours sobre el trabajo y su relación tanto con la salud como con la enfermedad.


Considerado el padre de la Psicodinámica del Trabajo, este especialista plantea algo no muy tenido en cuenta desde el psicoanálisis: que el trabajo es la base de la identidad, una fuente fundamental de sentido para la vida y un mediador irreemplazable para la autorrealización en lo social. “El capitalismo actual viene intentando imponer sentidos para naturalizar su degradación, con el fin de abaratar costos y aumentar ganancias”, advierte en conversación con PáginaI12. “De la forma en que nos apropiemos del trabajo y de lo producido, de las estrategias de defensa colectiva construidas por trabajadoras y trabajadores, dependerá que el trabajo pueda o no constituirse en un medio de experimentación de la solidaridad y como antídoto a la alienación que impone el neoliberalismo”.

–Para la concepción clásica del psicoanálisis la explicación de las conductas humanas se plantea a partir de la centralidad de la sexualidad. Pero desde su perspectiva el trabajo también ocupa un lugar central tanto como fuente de sufrimiento como de placer. ¿De qué manera el trabajo deja de tener un lugar marginal en la constitución de la subjetividad?

–Siendo esquemático se puede decir que hay dos ejes en la realización de uno mismo. La realización personal en el campo erótico pasa por el amor, que es el campo habitual del psicoanálisis. El segundo campo es la realización de uno en el campo social, eso pasa por el trabajo. En estos dos campos delimitan dos tipos de destino para la pulsión: uno sexual y el otro sublimatorio. Cuando uno se refiere a la concepción freudiana, la sublimación fue considerada como exclusiva de seres excepcionales, los grandes hombres, Miguel Ángel o Leonardo Da Vinci. Pero la clínica del trabajo muestra que la cuestión de la sublimación se encuentra presente en todos los que trabajan. En cada oficio la cuestión de la sublimación está presente. La clínica muestra que cuando se puede aprovechar o tener la suerte de contar con una buena organización del trabajo, que permite su desarrollo, la sublimación se beneficia, funciona. Esa es la forma principal de la transformación del sufrimiento en el trabajo en el placer en el trabajo. Pero no es solamente generador de placer, la victoria sobre el sufrimiento es una victoria desde el punto de vista de la salud. Cuando uno está forzado a trabajar mal, porque las condiciones son malas, porque está la presión de la productividad cuantitativa contra la cualitativa, las condiciones de sublimación se rompen, y mucha gente se enferma. Donde no hay posibilidades de sublimar a través del trabajo, se torna muy difícil conservar la salud mental, y muchas veces hay que desarrollar estrategias muy complicadas para protegerse contra los ambientes deletéreos en el trabajo.

–¿Qué sucede cuando no se tiene la posibilidad de trabajar, cuando se está desempleado/a?

–Cuando uno es privado de la posibilidad de trabajo uno pierde la posibilidad o el derecho de traer su contribución a través del trabajo a la construcción de la sociedad, y consecuentemente si uno pierde esa posibilidad, no se puede más tampoco beneficiar de la retribución, y generalmente la retribución en el sentido común es el salario. Pero en la clínica del trabajo, como yo la entiendo, uno se da cuenta de que hay otra forma de retribución, que pasa por la sublimación. Si no podemos hacer un aporte de una contribución a la sociedad o a la empresa o a los colegas, o eventualmente a los subordinados, perdemos el derecho de beneficiarnos con el reconocimiento, que es una forma de retribución extremadamente importante desde el punto de vista psíquico y que desde el punto de vista de la salud es más importante que la retribución material a través del salario. Cuando uno no puede aportar una contribución a través del trabajo, se pierde el beneficio posible de esa retribución simbólica a través del reconocimiento, y en esta cuestión el porvenir desde el punto de vista de la salud mental se vuelve mucho más precario. La gente que está desempleada de manera crónica tiene una incidencia de perturbaciones psíquicas mucho más elevadas que aquellos que están empleados, que están trabajando. Creo que es igual en todas partes del mundo, no es algo nuevo.

–¿Qué patologías y qué posibilidades de encontrar placer en el trabajo encuentra en las condiciones actuales del neoliberalismo?

–Pequeño problema (se ríe)... El trabajo puede ser generador de lo peor, por eso hoy en día llega a provoca suicidios en los lugares de trabajo; pero también puede generar lo mejor, de manera tal que gracias al trabajo la salud metal mejora. Y el problema, entonces, consiste en comprender por qué, por un lado, pasamos a la desolación, la desesperanza, y por qué en algunos casos se vuelve felicidad. Y hay una razón que es muy precisa, que es el rol decisivo en la organización del trabajo. Hay algunas organizaciones del trabajo que son particularmente deletéreas para la salud mental y vemos cómo progresivamente cada vez hay más patologías mentales del trabajo, sobre todo desde el comienzo del siglo XXI, con el surgimiento de nuevas patologías que antes no existían. En la organización del trabajo hay un cambio mayor que corresponde a lo que llamamos el “giro de la gestión”, que es la manera en la cual dentro del mundo del trabajo se concreta el arribo masivo del neoliberalismo. Se introducen nuevos métodos, nuevos dispositivos, que cambian completamente la organización del trabajo: la evaluación personal de los desempeños; la noción de calidad total; la normalización o estandarización del trabajo, el tema de las normas como las ISO; la precarización; y también la manipulación comunicativa producida por las mismas empresas. Esta manipulación es muy importante, no solamente respecto de lo externo, de la empresa para afuera, haciendo publicidad, por ejemplo mostrando los resultados de la empresa en la bolsa; sino que también es una comunicación que está destinada al interior, porque se vuelve un sistema de prescripciones, al cual los mismos trabajadores asalariados deben estar muy atentos, para poder utilizar las buenas formas del lenguaje, las maneras en las que hay que implicarse en las relaciones jerárquicas, lo que uno puede o no decir, todo eso está dictado por la comunicación interna.

–Este sistema de presión y control ideológico está vigente tanto en las empresas privadas como en organismos públicos, ¿verdad?

–Sí, claro. Y estos nuevos métodos tienen unos impactos muy poderosos, muy fuertes, no solamente sobre la manera de trabajar de manera individual, sino también sobre la manera de trabajar junto con los demás, sobre todo de los colectivos de trabajo. Ese giro de la gestión, de los números, se traduce por una voluntad de romper todo lo que sea colectivo, y romper las cooperaciones, para poder tener únicamente individuos que en la jerga de la gestión llaman “los individuos responsables”. Y los métodos en cuestión son muy fuertes, muy poderosos, y han logrado desestructurar esas cooperaciones. Al hacer eso, al desestructurar esa cooperación, se destruyen cierto tipo de vinculaciones entre las personas, sobre todo las relaciones de convivencia, que tienen que ver con estar atento a lo que necesita el otro, la ayuda, el saber vivir juntos y la solidaridad. Todo está destruido por estos nuevos dispositivos. Ahora cada uno está solo en un mundo que es hostil, y donde cada persona está en competencia con su vecino, y también incluso en el modo de la competencia desleal. Y esto se ve tanto en el nivel inferior de la escala, porque la competencia es extremadamente dura respecto de la cuestión del empleo, pero también es muy duro en la cima de la jerarquía, donde los cuadros superiores pasan su tiempo vigilándose unos a otros, por ejemplo. Esta cuestión de lo colectivo y la solidaridad, esta cuestión de vivir juntos, es una cuestión social y política por supuesto, pero es también una cuestión que tiene que ver con la salud.

–¿Por qué?

–Porque la mejor manera de prevenir contra riesgos psicosociales, contra las patologías mentales del trabajo, es justamente esta convivencia, el vivir juntos, la solidaridad. Hay dos grandes fuentes en la salud en el trabajo, la primera es el vínculo individual con la tarea, que está relacionado con la sublimación, pero también está el hecho de poder entrar en un vínculo, en una relación de pertenencia en un equipo, pertenencia a un oficio, una profesión, porque todas estas pertenencias nos remiten siempre a sistemas de valores. Cada profesión está estructurada por ciertas reglas, esas reglas de trabajo no son nunca únicamente normas para tratar la cuestión de la eficacia; esas normas de trabajo organizan también los vínculos y los lazos entre los miembros de un equipo. Al desestructurar esos colectivos, se les hace perder a los trabajadores todo el beneficio de la ayuda mutua, que no es solamente en favor de la eficacia, sino que también es una ayuda mutua respecto del sufrimiento.

–¿Por qué en relación a las patologías en el trabajo usted prefiere no hablar de estrés?

–Porque en la concepción del estrés el trabajo se presenta como un entorno, es decir algo que está alrededor y que contiene cierto número de prescripciones, reglas, restricciones, inconvenientes. De esta manera, el trabajo es una cuestión externa que actúa sobre un individuo considerado como un ser aislado. Pero lo que la clínica del trabajo nos está mostrando es que el trabajo no está únicamente por fuera del individuo, para que yo pueda hacer un trabajo de calidad el trabajo tiene que volverse interno, es necesario subjetivar el trabajo, tengo que aceptar sentirme invadido por el trabajo, mucho más allá del tiempo concreto de trabajo, por fuera del trabajo también, hasta cuando vuelvo a mi casa por ejemplo. Esto también es parte del trabajo, son todas las perturbaciones que ocasiona el trabajo, por fuera de él. Entonces, el trabajo está en el interior, no por fuera, no es un entorno, pero la teoría del estrés considera al trabajo como un entorno prácticamente material, y considera al individuo como un individuo prácticamente biológico. La teoría del estrés es una teoría que está destinada no a hacer psicología o, en el mejor de los casos, es psicología animal, el modelo es comportamental, extremadamente simplista. Para comprender la sutilidad de los vínculos entre el trabajo y la subjetividad es necesario una estructuración conceptual extremadamente sofisticada en al menos tres disciplinas. Primero es necesario tener una teoría del sujeto que no sea simplista, esto lo hace el psicoanálisis; pero también es necesaria una teoría del trabajo. Hay disciplinas del trabajo que dan cuenta de la complejidad del trabajo vivo que no tiene nada que ver con lo que se dice del estrés. También es necesario un tercer tipo de conocimiento sobre la teoría social y la teoría de la dominación; no solamente la dominación entre clases, sino también la dominación de género. De acuerdo con la teoría del estrés los hombres y las mujeres son lo mismo, pero la clínica del trabajo muestra que para los hombres y las mujeres el trabajo no implica lo mismo, el sufrimiento en el trabajo para hombres y mujeres no es igual, y las estrategias de defensa que construyen hombres y mujeres son diferentes.

–Algunos teóricos tan disímiles como André Gorz o Jeremy Rifkin habían previsto una reducción del tiempo de trabajo social y una expansión del tiempo libre, pero lo que sucedió a partir de los años 90 es exactamente lo contrario: para quienes tienen trabajo, la jornada laboral se volvió prácticamente ilimitada.

–Creo que las declaraciones de Jeremy Rifkin son parte de una manipulación de la opinión pública para inculcar el miedo, pero sus análisis son completamente falsos. Un año después de la publicación de su libro (El fin del trabajo, 1995), se anunció el pleno empleo en los Estados Unidos. Pero el trabajo de André Gorz y Dominique Meda, en Francia, es más serio, son dos intelectuales reconocidos. Rifkin es solo un consultor exitoso que está al servicio de la ideología neoliberal.

–A comienzos de este siglo, el filósofo italiano Franco Berardi postulaba que la sociedad industrial construía máquinas de represión de la corporeidad y del deseo, mientras que la sociedad posindustrial funda su dinámica sobre la movilización constante del deseo, por eso la distinción entre tiempo de trabajo y tiempo de ocio ha sido progresivamente cancelada. ¿Está de acuerdo con estas ideas? ¿Cuáles serían las consecuencias de poner a trabajar la libido en pos del capital y de la identificación total con la empresa?

–No estoy convencido de los planteos que hace Berardi. El problema no está en el deseo más o menos bien dominado por la sociedad posindustrial. Sobre todo porque la sociedad actual no es posindustrial, sigue siendo muy industrial. La industria solo se ha trasladado de norte a sur, pero la masa de trabajadores industriales ha crecido en todo el mundo. El problema radica más bien en el giro neoliberal de finales del siglo XX. En el mundo del trabajo, este punto de inflexión tomó la forma de un “giro en la gestión”, con nuevos métodos y organización del trabajo. Estos métodos, extremadamente efectivos resultan en un mayor poder de dominación. Lo que me interesa investigar es un control poderoso de los pensamientos y comportamientos de los individuos, que no pueden construir fuerzas significativas para luchar contra estas nuevas formas de dominación. El resultado es que los trabajadores se ven obligados a trabajar cada vez más duro y más tiempo. Desde el punto de vista de la salud, esto se traduce en una explosión de patologías: burnout, Karoshi (muerte súbita por accidente vascular), Karôjisatsu (suicidio por exceso de trabajo) y abuso de sustancias psicoactivas, entre otros. Creo que el dramático deterioro de la salud mental en el trabajo no aboga por la movilización del deseo o la libido, más bien significa la agravación de la servidumbre, el aumento del sufrimiento, el desbordamiento de estrategias individuales y colectivas de defensa contra el sufrimiento en el trabajo y la incapacidad para defenderse contra los efectos nocivos de las nuevas formas de gestión.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Salir del Laberinto

Les dejo aqui un analisis de Mauro, que saliera en Rosario/12:

https://www.pagina12.com.ar/143509-salir-del-laberinto

Santiago

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Se podría decir que el capitalismo ha fragmentado al hombre. En principio separándolo de las comunidades prístinas a las que pertenecía.

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Ha fragmentado su cuerpo y lo ha transformado en mercancía, y en objeto de explotación. Lo volvió a esclavizar de una forma velada e inusitada. Le ha otorgado nuevos jefes, ha renovado sus formas de dominarlo. Ha logrado lo que ningún otro régimen en la historia. Sus formas de control han sido las más eficaces y eficientes. Ha penetrado profundamente en los cuerpos, llegando a lo más hondo del inconsciente. Ha sido el mejor prestidigitador, manejando los hilos de una marioneta que desconoce a los que la mueven. Alienó al hombre, ligó su felicidad al consumo. Lo hizo desear lo que nunca podría tener.

Hay que pensar todo lo que implicó ese mecanismo, esa dinámica, para después pasar a estudiar lo que hace el capitalismo neoliberal (como intensificación de todo lo que hizo el capitalismo, es decir, el neoliberalismo como expresión extrema del capitalismo). Porque desaparecen o se debilitan los mecanismos de control del mercado y del accionar de las clases dominantes. El estado, la regulación de la economía, quedan a merced del avance del mercado, que impone su ley despiadada. Así se globaliza y transforma en mercancía todo lo que toca. Este modelo sólo pudo implantarse en América Latina, a punta de pistola, de la mano del terror, favorecido también por la derrota político militar de las organizaciones populares y/o revolucionarias. Hay que decir, en ese sentido, que las políticas neoliberales se han intentado imponer en la historia mucho antes, pero no han logrado implantarse a causa de la lucha de los trabajadores o sus organizaciones políticas que lo impidieron, como también por el resultado de la correlación de fuerzas expresada en la ocupación del Estado.

Pero una vez que las clases dominantes lograron su objetivo, las condiciones políticas para avanzar sobre el resto de la sociedad quedaron allanadas. El neoliberalismo podría pensarse como la toma del Estado por las clases dominantes, tal vez como si se tratara de un trofeo de guerra. Es cierto que en esta etapa que estamos viviendo el neoliberalismo se logró imponer a través de las elecciones, junto con una alianza con los medios de comunicación monopólicos, y con el poder judicial. Habría entonces que analizar qué características adopta esta etapa. El rol de los medios de comunicación y del poder judicial, y otros factores que tal vez aquí no alcanzo a mencionar.

Lo que particularmente queremos resaltar en este artículo es qué pasa con las subjetividades en el neoliberalismo. Éste profundiza, lleva al extremo la lógica de funcionamiento del capitalismo, mercantilizando la vida, sin dejar nada por fuera de esta lógica. Son formidables sus estrategias de disciplinamiento y seducción, sus mecanismos de captura, sus juegos de máscaras, su prestidigitación. Todo puede venderse y o comprarse. El hombre tiene un precio, su historia y su futuro lo tienen. Todos aquellos espacios donde imperaban prácticas sociales que no se regían por su lógica terminan siendo afectadas e integradas en su órbita. Lazos construidos en base a la solidaridad, al altruismo, a la fraternidad, terminan desintegrándose.

El hombre ha adquirido una condición miserable. Pertenecemos a una generación tremendamente golpeada por la lógica de producción y reproducción del capital. Nuestros valores, nuestro modo de amar y de existir y de concebir al otro, se tornan mercadeables.

Hemos crecido con sus mensajes, nos hemos formado compitiendo unos contra otros. Quisimos llegar a lo más alto, ser famosos o gloriosos. Es muy difícil no escuchar y dejarse seducir por esos mensajes. En este sentido la televisión hizo estragos con nosotros. Y cuando digo nosotros me refiero a la generación del ochenta -aunque se podría extender esto a otras generaciones- que creció bajo la dictadura, cuando ya el sueño colectivo había sido derrotado. ¿Qué otra alternativa les quedó a nuestros padres y maestros que seducirnos para que tomáramos el tren que conducía hacia esas tierras desoladas? ¿Qué otra alternativa nos quedó que seguirlos? Al final de ese viaje estaba el desierto, del que no salimos ilesos o del que todavía muchos no pueden salir. Narcisismo, dictadura del Yo, que quiere presentarse como la primera y la última verdad, el único lugar habitable. El neoliberalismo hace pie en esa instancia. Hipertrofia al yo, le soba la espalda. Hedonismo, no hay otra manera de disfrutar o sentir placer que no parta y termine en el yo.

No podemos jugar porque no toleramos la derrota. No podemos disfrutar porque es una pérdida de tiempo. El tiempo, el tiempo de la producción, arrastra con todas las otras temporalidades. Hay una sensación de fatiga adherida a nuestros cuerpos. Estamos confundidos, por momentos no sabemos lo que queremos, pero tenemos una sospecha: esto ya no va más. Sospechamos que el neoliberalismo vive en la profundidad de nuestros cuerpos, y que es muy difícil erradicar lo que habita en los lugares más recónditos de nuestros del inconsciente. Nunca agarraremos la sortija que nos enseñaron a anhelar. La calesita no podrá seguir girando sin nosotros. Hay que bajarse. Ya nada esperamos del neoliberalismo. No somos felices, lo sabemos. No le podemos pedir al régimen que nos saque del laberinto en el que nos introdujo. Cada vez que lo intentamos nos perdemos más todavía. Y no podemos decir que no lo intentamos. Pero estamos en Laberintolandia. Se nos abre una puerta, respiramos un poco de aire fresco, e inmediatamente se cierra otra. Salimos e ingresamos al mismo tiempo. Tendremos que juntarnos, amarnos estando perdidos. Tendremos que salir todos, tomados de la mano. Esta lucha la ganamos entre todos o no la gana nadie. Las ideas de éxito imperantes ya han perdido.


Mauro Paradiso

mauritania75@yahoo.com.ar

domingo, 10 de diciembre de 2017

Ataque do Banco Mundial contra universidades públicas

By Carta Campinas / in Economia e PolíticaManchete / on terça-feira, 28 nov 2017 04:18 PM / 6 Comments
O Banco Mundial contra-ataca
Por Peter Schulz
Repita uma mentira um número suficiente de vezes e ela se tornará verdade
Frase atribuída a Joseph Goebbels – ministro da propaganda nazista
Para todo problema complexo existe sempre uma  solução simples,
elegante e completamente errada”
H. L. Mencken, jornalista americano.




O ensino superior público no Brasil é ineficiente e com custos maiores do que o ensino privado, além de privilegiar as camadas mais ricas da população e, portanto, deveria ser pago. Essa visão é aceita e propalada como verdade por parte da opinião pública, que agora recebe o aval do Banco Mundial, como induz uma manchete da semana passada no jornal O Estado de S. PauloPara economizar, governo deveria acabar com o ensino superior gratuito, aponta Banco Mundial”. [I] Acredito que a maioria das pessoas da parcela da opinião pública mencionada acima se limitou a ler a manchete, que corrobora uma crença já cristalizada. Um número menor de pessoas talvez tenha lido a matéria, que não traz nenhum contraponto às sugestões do recente relatório do Banco Mundial de limitar gastos nas universidades públicas, além de cobrança de mensalidades.
O relatório, junto com a matéria no jornal, é do dia 21 de novembro, terça-feira, e precisamos esperar até o domingo, 26/11, para ler no Jornal do Brasil que “Especialistas rebatem relatório do Banco Mundial que prega o fim do ensino superior gratuito” [II]. Faço referência com links às duas matérias e deixo ao leitor checá-las ou não. O resto do espaço aqui é para fazer algo que um número ainda menor de leitores das manchetes de jornal faria: ler o relatório em si: “Um ajuste justo – propostas para aumentar eficiência e equidade do gasto público no Brasil”, que apresenta severas distorções, limitações e inconsistências no que se refere ao ensino superior. É para contribuir para o debate, pois “segundo o economista-chefe do Banco Mundial, Antonio Nucifora, não se trata de recomendações rígidas feitas pelo organismo internacional, mas de sugestões para o debate sobre como reduzir os gastos sem afetar os mais pobres” [III], como se pode ler na Folha de S. Paulo. Então vamos ao que foi escrito e promover esse debate.
O relatório completo do Banco Mundial, que pode ser facilmente acessado [IV], é um relatório de consultoria, cujos autores apresentam credenciais acadêmicas e que mostra tabelas e gráficos, apresentando um conjunto de fontes de dados e referências bibliográficas. Ou seja, emula um artigo científico, o que lhe confere um manto de autoridade adicional. No entanto, no âmbito dos campos científicos, esse trabalho passaria pelo julgamento de outros especialistas, fomentando uma real discussão, podendo ter suas conclusões modificadas ou mesmo rejeitadas. O problema aqui é que as conclusões e sugestões do relatório alcançam e se propagam diretamente no âmbito da opinião pública, muitas vezes alheia à necessária discussão, e algumas matérias da imprensa, que enunciam o relatório sem o oferecimento simultâneo do contraditório, ajudam a repetir ideias que acabam sendo tomadas como verdade, legitimando uma possível catástrofe como veremos a seguir.
O relatório, para quem se aventura a abrir o arquivo correspondente, começa com um resumo executivo, no qual se lê “As despesas com ensino superior são, ao mesmo tempo, ineficientes e regressivas. Uma reforma do sistema poderia economizar 0,5% do PIB do orçamento federal.” Essa parte aparece em negrito, seguido do resumo das conclusões:
“A análise de eficiência indica que um quarto do dinheiro é desperdiçada (sic)”.“Isso se reflete no fato que os níveis de gastos por aluno nas universidades públicas são de duas a cinco vezes maior que o gasto em universidades privadas”.“A limitação do financiamento a cada universidade com base no número de estudantes geraria uma economia de aproximadamente 0,3% do PIB”.“Além disso, embora os estudantes de universidades federais não paguem por sua educação, mais de 65% deles pertencem aos 40% mais ricos da população. Portanto, as despesas com universidades federais equivalem a um subsídio regressivo à parcela mais rica da população brasileira”.“Uma vez que diplomas universitários geram altos retornos pessoais, a maioria dos países cobra pelo ensino fornecido em universidades públicas e oferece empréstimos públicos que podem ser pagos com os salários futuros dos estudantes”.“Não existe um motivo claro que impeça a adoção do mesmo modelo para as universidades públicas”.

Cada uma dessas ideias parece ser corroborada por dados apresentados no corpo do relatório entre as páginas 121 e 138. Vamos a essas páginas então. O primeiro aspecto que me chamou a atenção é que a palavra pesquisa como atividade realizada pelas universidades não aparece uma única vez. A maioria das universidades públicas realiza pesquisa, enquanto que a maioria das privadas é majoritariamente voltada ao ensino. É bom lembrar que a “indissociabilidade ensino-pesquisa e extensão” é um preceito constitucional para as universidades brasileiras. Cumprir esse preceito custa mais, mas o relatório não faz menção a isso. Como também não faz menção a outras diferenças entre as instituições de ensino superior no Brasil (universidades, centros universitários e faculdades). Como também não se refere a diferenças de custo de cada curso. Como se distribuem as vagas de cursos com custos diferentes entre os diferentes tipos de instituições? As universidades públicas talvez arquem com a maior parte das vagas de cursos de alto custo. Além disso, não existe no relatório nenhuma menção a doutorado e tempo integral. Explico: docentes com doutorado e com dedicação integral promovem pesquisa e qualificam o ensino e por isso são mais bem pagos. Segundo as Notas Estatísticas do Censo de Educação Superior 2016 [V], 85% dos docentes na rede pública estão no regime de tempo integral, enquanto que, na rede privada, apenas 25,7%. Além disso, na rede pública 39% do corpo docente tem formação de doutorado, índice que cai para 22,5% na rede privada. Espero que o relatório não sugira diminuição nos gastos com a diminuição na qualificação docente contratada.
Esses aspectos explicam parte do item 2 e a temeridade do item 3 se a “eficiência” da rede privada for tomada como parâmetro. Não existe no relatório uma referência sobre como foi separado o “custo ensino de graduação” dos outros custos conjugados de pós-graduação, pesquisa e assistência à saúde, que a maioria das universidades públicas presta.  O relatório, no entanto, faz referência à ineficiência para além do custo do ensino por estudante. Um dos argumentos do relatório é de que o valor agregado ao estudante de uma universidade pública é similar ao de uma universidade privada, que seria mais barata, portanto mais eficiente. A medida é pela diferença entre as notas do ENADE e do ENEM. São dados, sim, mas é das possíveis medidas apenas. Como o relatório não faz menção à pesquisa e diferenças de qualificação e regime de dedicação docente, não abordaria também, imagino eu, considerações sobre outros valores agregados que não seriam mensuráveis pelo ENADE (sem levar em conta distorções na realização desses exames pelos diferentes grupos de estudantes, mas isso é outra história).
Nesse ponto vale a pena lembrar que a palavra “inovação” também não aparece nas considerações do relatório no que se refere ao ensino superior. O ambiente “caro” e “ineficiente” de uma universidade pública, como a Unicamp, promove, por exemplo, a inovação e o empreendedorismo, abraçados por parte do seu corpo discente e docente. E isso leva a quê? São mais de 500 empresas que surgiram a partir das atividades desta universidade, gerando 28 mil empregos e com um faturamento superior a 3 bilhões de reais ao ano [VI]. Mas não é só isso, a palavra inovação aparece no relatório em outra seção, que se refere a políticas de apoio a inovação do setor produtivo. Qual seria o panorama? Segundo o ranking de depositantes de patentes em 2016 [VII] do Instituto Nacional de Propriedade Industrial, o maior depositante foi a Universidade Federal de Minas Gerais, seguida de oito outras universidades públicas. A primeira empresa (privada) da lista é apenas décima colocada geral. Entre as “50 mais”, 30 são instituições de ensino superior públicas. Omitir esse “valor adicionado” e que está agregado ao ensino como um todo nas instituições públicas não é uma das constantes na transformação de mentiras em verdades.
Sobre o item 4 do relatório, segundo a minha enumeração acima, convido o leitor a ler a matéria no Jornal do Brasil, pois gostaria de me deter um pouco mais nos pontos 5 e 6, que têm uma longa história acompanhada pelo Banco Mundial. O relatório agora em questão, sobre um “justo ajuste” faz referências a relatórios anteriores, mas esquece de outros. Primeiro, uma lembrança: trata-se da última referência, que é um relatório do Banco Mundial desse ano (2017) intitulado At a Crossroads: Higher Education in Latin America and the Caribbean (é por o nome do relatório no Google, que ele aparece para ser baixado). Na introdução deste relatório citado é feita uma observação interessante: “É importante notar que o presente estudo foca em um papel do sistema de educação superior: o ensino de graduação. Se por um lado sistemas de ensino superior apresentam outros papeis (por exemplo, a produção e disseminação da pesquisa, a formação no nível de pós-graduação e de novos pesquisadores e programas de extensão direcionados à sociedade), nem todas as instituições de ensino superior desenvolvem esses papeis do mesmo modo e existem dados escassos sobre essas atividades”. Um aviso importante, que o relatório que estamos discutindo omite a seus leitores, que é levado a pensar que o sistema de ensino superior é homogêneo, sendo a única diferença a gratuidade ou não, dependendo se a instituição é pública ou privada.
A omissão entre as referências corresponde a relatórios mais antigos do mesmo Banco Mundial, entre eles o famoso Financing Education in Developing Countries, de 1986. É neste relatório que se estrutura a tese de que o Estado de um país em desenvolvimento deve prover o ensino fundamental e médio e não o superior, que ficaria com a iniciativa privada, exatamente pelos maiores ganhos pessoais  que uma pessoa teria, proporcionalmente, com os níveis fundamental e médio em comparação com os do ensino superior. Este relatório é também uma justaposição de tabelas e gráficos e referências. Os ganhos individuais são apresentados como ganhos sociais, esquecendo o fato de que o ensino superior é necessário para dar a sustentabilidade aos ganhos sociais. Consequência? Vale destacar a citação direta (relato de Marco Antonio Dias, referindo-se ao ex-presidente da Tanzânia), que aparece no artigo de Valdemar Sguissardi (Universidade Pública Estatal: entre o Público e o Privado/Mercantil, Educ. Soc. Campinas, vol. 26(90), 191-222):
“Por seguir os conselhos de especialistas internacionais, deixou de dar atenção particular ao ensino superior e, hoje, verifica-se que não dispõe de quadros nem de pesquisadores necessários ao seu desenvolvimento. Em contrapartida, muito do que foi feito em educação de base perdeu-se, pois faltaram condições para assegurar a qualidade em razão de deficiências na formação de professores e na preparação de pesquisadores em educação, que normalmente são formados pelas universidades. Dirigindo-se, em particular, a seus colegas africanos, Julius Nyerere acentuou: ‘Não cometam o mesmo erro que nós’.”
Em um relatório posterior, Educação Superior em Países em Desenvolvimento – Perigos e Promessas, publicado em 2000, no entanto, o Banco Mundial revê sua posição colocando-se a favor de uma visão mais ampla sobre o ensino superior, como defendido aqui neste artigo, mas omitido “nos justos ajustes”.
Recapitulo o ponto 5 acima: “Uma vez que diplomas universitários geram altos retornos pessoais, a maioria dos países cobra pelo ensino fornecido em universidades públicas e oferece empréstimos públicos que podem ser pagos com os salários futuros dos estudantes”. Percebe-se aí o alinhamento com a tese do relatório do Banco Mundial de 1986, mas um detalhe, não comentado, assusta, que é a frase “a maioria dos países cobra pelo ensino fornecido em universidades públicas”. Não há referência a nenhuma fonte que indique uma lista e esta afirmação repetida faz lembrar a epígrafe no início deste texto. O número de países em que não se cobra mensalidades (ou anuidades) no ensino superior público é significativo e voltou ao debate nos Estados Unidos, onde as universidades públicas não cobravam tarifas escolares até o final dos anos 1960 e começo dos anos 1970. De lá para cá o FIES estadunidense passou a ser controverso, como podemos ler em um editorial do Los Angeles Times de fevereiro de 2016 [VIII]:
“A frustração pública com o custo violento da educação superior – e que é percebido como um sistema capcioso de admissão e rejeição de candidatos – está alcançando seu máximo. Por que não podemos ter educação superior gratuito para todos, pais e estudantes querem saber, como em tantos países da Europa?”
Que o público não fique nas manchetes e que este último relatório do Banco Mundial seja devidamente contextualizado e criticado, pois é uma resposta simples e, portanto, errada para um problema complexo. Pelo bem dos bens públicos, como a universidade pública e gratuita brasileira. (publicado no site da Unicamp; grifos do Carta Campinas)

Físico, Peter Schulz é professor da Faculdade de Ciências Aplicadas (FCA) da Unicamp e secretário de Comunicação da Universidade

domingo, 17 de abril de 2016

condição humana, o direito à rebelião e alternativas pós-capitalistas

Muito atual ler isso agora...


Até,
Santiago
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Santiago Alba Rico
Rádio Guiniguada / Rebelion

Conferência Internacional "Situação no mundo o direito à rebelião". Sta. Cruz de Tenerife, 28 e 29 de outubro de 2011. Organizadores: "Canaria Red para os Direitos Humanos na Colômbia". (Audio pegou pela Rádio Guiniguada e transcritas pela Rebelion)



Quando falamos sobre a condição humana, não falamos naturalmente, da natureza humana. A condição humana é precisamente que essas criaturas que chamamos de seres humanos, tem ao mesmo tempo, um pé dentro da natureza e um pé noutro lugar, que talvez possamos chamar a humanidade, de forma vaga ou difusa.

Essa humanidade é basicamente definida por sua natureza limitada. Em termos filosóficos, a humanidade é marcada pelo sinal da morte, a natureza finita de corporeidade, e também é marcado por toda uma série de qualidades igualmente finitas que temos associado, enquanto durou o Neolítico, recentemente concluído, com esse período histórico ou idade em que, eu diria, ainda podemos falar sobre a condição humana.

Confrontado com a condição humana, o que caracteriza capitalismo - e vou abordar o tema quase como um aparente paradoxo - é uma rebelião. É na verdade uma rebelião de fato. O que o capitalismo faz, na verdade, é constantemente se rebelar contra os limites da condição humana; contra os limites desse pé que temos colocado na natureza e também contra os limites que definem o outro pé que temos colocado sobre a humanidade, sobre estas três qualidades finitas que discutirei mais abaixo.

Uma Rebelião contra limites, uma locomotiva sem freio de emergência, como gostava de repetir Walter Benjamin; o fato é que o capitalismo consiste intimamente em superar permanentemente todos os limites naturais, éticos, materiais, sociais, culturais, através dos quais os seres humanos têm tentado definir a sua estada temporária nesta terra.

Se pode falar, no final do século XX e no início do século XXI de uma guerra contra a condição humana por um capitalismo que começa, como eu tenho escrito em alguns livros, por não reconhecer qualquer diferença entre as coisas para comer, as coisas para usar e as coisas para olhar, o que os latinos chamado mirabilia, as "maravilhas", coisas dignas de se ver.



O capitalismo não reconhece a diferença do que, de alguma forma, tem caracterizado todas as sociedades humanas anteriores, até mesmo as piores, mesmo os mais ferozes, inclusive as menos justas e quase nenhum foi apenas justa nos últimos 15 mil anos; de qualquer jeito, todas as sociedades anteriores a sociedade capitalista distinguiam convencional ou culturalmente entre coisas para comer, coisas para usar e coisas para olhar. Distinguir entre um pedaço de pão ou uma maçã, cuja função básica é reproduzir os ciclos biológicos, que para os gregos era o próprio inferno, o apeiron, o que não tinha limites, representando através de uma série de punições infligido no Hades aos heróis que tinham cometido algum "excesso" e foram forçados a rolar permanentemente dentro de uma roda, levando uma e outra vez uma pedra até o topo de uma montanha, tentando incessantemente de atingir um alimento que escapou ao apetite, ou buscando desnecessariamente encher um balde sem fundo. Isso é o que caracteriza as coisas para comer. Nós não podemos comer uma vez só, voltamos a ter fome. E quando estamos com fome, precisamos encontrar algo para ter em nossos corpos, debaixo dos olhos, o que, portanto, na mesma medida em que cumpre a sua função biológica, desaparece de vista, desaparece radicalmente de vista. Vamos dizer que a fome é uma guerra contra a consistência da planta, dos corpos, das próprias coisas. É uma guerra na qual pelo comportamento, e em cuja operação, podemos ler exatamente no que consistem as guerras. As guerras alimentam outras guerras, servem principalmente para reproduzir este ciclo infernal em que a vida e a morte acontecem a toda a velocidade. A Fome é rápida, a fome é mortal, a fome é destrutiva e coisas para comer, portanto, não se podem colocar frente a nossos olhos, elas não são consistentes, não se podem simplesmente analisar, basta pegar com as mãos, e passam em breve a fazer parte do nosso corpo.

As coisas para usar são aquelas que servem precisamente como mediações para introduzir outros efeitos no mundo. São aquelas coisas pelas quais nós nos separamos da natureza para voltar sobre ela transformando-a, desde ferramentas até a cadeira em que estamos sentados, elas desempenham um papel. O que caracteriza as coisas para usar é que, ao mesmo tempo que resistem ao ataque de fome, se sustentam no mundo mais tempo que as coisas para comer. No entanto, terminam se deteriorando porque são corruptíveis, e voltam à natureza da qual tinham sido extraídas pelo trabalho humano.

E, finalmente, temos as coisas para olhar, as coisas dignas de olhar-se, as maravilhas, mirabilia. Todos os povos da Terra, antes do estabelecimento de uma sociedade de destruição generalizada dos seres humanos e das coisas, tem deixado de fora dos processos biológicos da alimentação e do uso de uma série de objetos privilegiados, que poderiam ser objetos de culto, objetos de arte, objetos estéticos, como disse Levi Strauss, só eram bons para pensar, ou foram apenas bons para ser vistos. A partir de uma catedral até uma paisagem, passando por essas estrelas brilhando no céu azul. Todas essas coisas, na verdade, não são boas mais que para pensar, para olhar, de olhar elas todas juntas, para fazer esse exercício de simbolização sem a qual toda a existência humana seria indistinguível em nada de qualquer um dos animais.

E o capitalismo o que ele fez foi, de alguma forma, apagar todas as diferenças entre as coisas para comer, coisas para usar e coisas para olhar, para transformá-los todos igualmente nas coisas para comer, alimentos, produtos de consumo. Porque o que realmente quer dizer o consumo, o consumo significa destruição e destruição pelo fogo, o fogo da digestão, o calor ininterrupto de digestão. E considerar, portanto, falar em termos elogiosos de uma sociedade de consumo, propondo isso como um modelo para a humanidade viver em uma sociedade de consumo, é propor um modelo de sociedade de digestão sem fim, destruição generalizada. Nós comemos todas as coisas igualmente, quer pão, maçãs, cadeiras, máquinas de lavar roupa, televisores, paisagens, estrelas e imagens de todas estas coisas nós também comemos a uma taxa crescente no marco do que é chamado de livremercado ou de livre circulação de mercadorias. E isso significa que, pela primeira vez na história, o homem já não vive em uma sociedade sem ferro, ou uma sociedade sem óleo, ou em uma sociedade sem qualquer destes materiais que têm servido para definir diferentes períodos para onde se deslocou através da humanidade. O que caracteriza, pela primeira vez a história da humanidade é que a sociedade capitalista, e vai parecer uma contradição, é a primeira da história, sem coisas. A sociedade capitalista, que quer se apresentar autopublicitariamente como uma sociedade de máxima abundância, é, no entanto, a primeira sociedade na história que não tem propriamente coisas. E não tem propriamente coisas, porque precisamente ali onde todas as atividades possíveis dentro de uma sociedade se reduz a digestão contínua, não pode ser cumprida nenhuma dessas condições que caracterizam as coisas.

O que caracteriza as coisas? Basicamente três fatos: as coisas estão paradas, estão quietas, e também servem para que nos podamos fazer uma pausa; servem precisamente para prestar-lhes atenção agora, como acontece na história que escreveu Kafka, "Josefina a Cantora", na qual uma ratazana que emitia um chiado exatamente igual ao de todos os seus companheiros, de repente parou num dos corredores pelo qual se precipitava o povoado das ratazanas, tentando fechar as rachaduras pelas que se poderia lançar uma ameaça, acumulando a comida, imagem perfeita do que são os ciclos biológicos da reprodução,  do que são os ciclos da fome e da Guerra; de repente Josefina a cantora parou em uma esquina e emitiu o que ela achava que era uma bel canto de cantante lirica, que não foi distinguido em nada, de qualquer jeito, dos gritos emitidos todos os outros ratos, mas que serviu precisamente para as ratazanas, mesmo pondo em risco a sua existência, parassem. Quando elas ouviam a Josefina a cantora, todos pararam com o que estavam fazendo, mesmo colocando em risco provavelmente a sua supervivência como povo de ratos para formar um círculo em torno do corpo de Josefina, que inchava o peito para emitir o que para ela parecia ser um bel canto irresistível, mas que na verdade não passava de um chiado de ratazana. As coisas servem e estão lá justamente para parar, elas estão paradas; duram o tempo suficiente para que nós possamos olhá-las; duram o suficiente para que sejam atraentes.

Flaubert disse: "Basta olhar para uma coisa intensamente para que se torne interessante." O problema é, precisamente, que o capitalismo impede que alguém possa manter a atenção o tempo suficiente e acabamos não olhando intensamente nada. E assim essa primeira característica das coisas, foi abolida pela própria velocidade da renovação das mercadorias.

A segunda característica é que as coisas são arquivos de memória material e ao mesmo tempo manuais de instrução. Eu acho que isso é muito importante, o fato de que todos os objetos fabricados incluem uma história, contam uma história, por exemplo, a de como eles foram feitos. Podemos ter boas ou más historias, é claro. Por isso Marx falou do fetichismo da mercadoria: às vezes as coisas nos enganam; Fazem-nos acreditar que elas foram feitos sob certas condições, quando na verdade elas foram feitos em outras condições. Assim, a obrigação de um sociólogo, e acima de tudo, um sociólogo marxista, é precisamente contar bem a história das coisas, reproduzindo a sua genealogia. Mas nós contam uma história. Cada objeto é uma história que pode ser memorizada. É algo assim como o passado diante de nossos olhos, esse trabalho morto materializado com características particulares que o distinguem de outros objetos no mundo, que pode ser usado para certas coisas e não para outras, e que além de contar uma história, inclui algo como um manual de instruções. Se a humanidade desaparecesse, e só ficara uma cadeira, e chegassem os extraterrestres, cujo corpo não requeresse o uso de cadeiras, eles poderiam muito bem reproduzir mais cadeiras a partir de um modelo de cadeira, sem recorrer as instruções de IKEA (cadeia comercial de objetos europeia). Uma cadeira, um objeto é uma história, uma história que também inclui nela um manual de instruções.

Onde o movimento acelerado de bens em si não nos permite -remedando uma frase famosa de um filósofo grego "sentar-se duas vezes na mesma cadeira," porque imediatamente essa cadeira foi substituída por outra, presumivelmente melhor, outra marca, de outra cor, a própria memória material da humanidade sofreu um prejuízo sem precedentes.

E a terceira característica das coisas, sem a qual não podemos chamar de coisa a qualquer criatura deste mundo, é precisamente o fato de que, por muito as coisas durem, por muito que as consertemos, por muitos remendos que possamos colocá-las mais cedo ou mais tarde, as coisas vão se quebrar, e quando elas quebram elas não podem ser substituídas ou refeitas em qualquer mercado. São corpos, os corpos são frágeis, os corpos são finitos, os corpos são mortais e, por fim mais cedo ou mais tarde, terminam morrendo. E, portanto, os seres humanos também são coisas. Vou falar no final, no capítulo sobre alternativas pós-capitalistas, o que significa que os seres humanos também sejamos coisas neste sentido, por muito que uma sociedade esteja baseada principalmente numa rebelião contra os limites, está constantemente a gerar ilusão subjetiva que sempre vai ter uma prótese que nos permitirá sobreviver a um acidente de trânsito ou uma droga maravilhosa que vai salva-nos in extremis de alguma doença mortal, ou algum creme taumatúrgica que irá nos manter permanentemente jovens. Lamentavelmente envelhecemos. Sabemos que o envelhecimento na sociedade capitalista é proibido. Sabemos que, de qualquer jeito, a velhice é algo que sempre serviu aos seres humanos para ter um cuidado especial com as coisas. E, portanto, uma sociedade capitalista que consiste em uma reprodução, cada vez mais rapidamente, dos bens, criando a ilusão de imortalidade, é uma sociedade sem coisas.

Que vivamos numa sociedade sem coisas -e por isto falei de uma agressão sem precedentes contra a condição humana-, falar de um mundo sem coisas é falar de um mundo sem mundo, é falar sobre um mundo sem os próprios seres humanos. Os seres humanos têm sido privados das três faculdades que caracterizaram a sua estada neste mundo durante os últimos quinze mil anos, ou seja, a razão finita, uma imaginação finita e uma memória finita. Desabando essas três faculdades, podemos dizer que estamos vivendo em algo assim como uma condição pós-humana. Devemo-nos perguntar se isso é melhor ou pior. Mas eu não tenho dúvida de que estamos atravessando o limiar para uma condição pós-humana, no sentido de que conseguimos definir a humanidade por pelo menos os últimos quinze mil anos.

O capitalismo como uma rebelião contra os limites é, portanto, uma máquina destruidora das três faculdades que têm caracterizado o ser humano, a condição humana. Podemos falar de um naufrágio do ser humano, de um naufrágio antropológico do ser humano sem precedentes. O colapso dessas três características faz que seja cada vez mais difícil analisar o mundo em que vivemos com o que temos chamado de razão, que é um caminho vertical do particular para o universal; Torna-se cada vez mais difícil de lembrar com o corpo, que é o que chamamos de imaginação, a dor dos outros; e torna-se cada vez mais difícil manter a memória suficiente para dizer-nos a nós mesmos como as coisas se produzem, quem as produz, onde se produzem e qual o custo de produzi-las.

Portanto, sem razão, sem memória e sem imaginação, não trata já de que através de manipulações possa oferecer-nos um mundo distorcido em que não nos reconhecemos, ou frente ao qual nos mostramos indiferentes. Podemos dizer que, colapsadas três faculdades, vivemos em um mundo antropológico pós-humano em que a solidariedade tem sido radicalmente impossibilitada, em que a produção de símbolos tem sido radicalmente impedida e no qual vivemos, portanto, numa deriva de náufrago, na qual é quase estruturalmente impossível organizar ou articular a resistência coletiva.

Deixamos aqui no que diz respeito à condição humana para desloca-nos a definir o que quero dizer com o direito de rebelião. E aqui se conjugam dois elementos, direito e rebelião, que convêm explicar bem, porque, em geral, na tradição marxista é entendido que o direito é algo como um epifenômeno burgues de um modo particular de produção, de modo que se revoltar implicaria, em certo modo, se rebelar contra o direito. Acho que este é um erro muito grave.

Eu acho que se o capitalismo é uma rebelião contra os limites, o direito é uma rebelião contra a rebelião capitalista, ou seja, uma tentativa, sempre, pelo menos desde faz 2500 anos, uma tentativa de estabelecer limites onde precisamente é invocada algo assim como uma lei da natureza, que tem muito a ver com a fome, a guerra e o comportamento íntimo do capitalismo, de todos os regimes de produção material sem dúvida o mais natural, porque é precisamente o que mais lembra a reprodução dos ciclos biológicos; É o que mais claramente reduz todos os seus recursos para a simples reprodução dos ciclos biológicos, do inferno grego. É o mais natural dos regímens de produção, precisamente porque é o menos humano de todos eles. É o que melhor copia os comportamentos que se identificam com a reprodução dos ciclos biológicos puros.

E, portanto, eu diria que o direito à rebelião é precisamente o direito de opor-se à lei da natureza para definir limites que podem apropriadamente ser chamado de direito. Eu acho que é importante lembrar-se historicamente um dos pontos onde esta aventura começa. Não é o único, porque em outras sociedades, outras culturas começou desde outro lado, começou a pensar-se nisso desde outras vias, em outras condições, mas podemos dizer que o nosso ponto de origem está na Grécia antiga (o Autor é Espanhol). E é importante lembrar como interpretava, em um diálogo famoso de Platão, Cálicles contra Sócrates o termo de lei.

Cálicles diz: "Como eu acredito, a própria natureza mostra que é justo que o forte tenha mais que o fraco, e o mais poderoso do que não o é. E isso fica demostrado que é assim em todos os lugares, tanto em animais como em todas as cidades e raças, o fato que deste modo se julgue o justo: que o forte domine o mais fraco e tenha mais. Na verdade, em que tipo de justiça se baseou Xerxes para fazer a guerra contra a Grécia, ou seu pai a os escitas e também outros inúmeros casos que poderiam ser citados? No entanto, na minha opinião, eles agem de acordo com a lei da natureza. Certamente não nos termos desta lei que estabelecemos com que instruímos e modelamos os melhores e mais fortes de nós, domando-os de pequenos como leões, e através de encantos e magias os escravizamos, dizendo que eles devem ter o mesmo outros e que isto é o belo e o justo".

Como vemos, é uma resposta clara a Sócrates. Sócrates tinha levantado a mão contra essa lógica em uma assembleia corinthiana dizendo que é sempre melhor sofrer uma injustiça do que cometê-la. E ele tinha a intenção de demostrar que o justo e o belo coincidem num ponto onde, precisamente, os seres humanos, onde estão calmos, se proibem de tomar certas decisões. E que a liberdade consiste precisamente em se proibir a si mesmo de tomar certas decisões.

Quer dizer, isso tem a ver com os processos constitucionais, com as constituições e leis verdadeiras. Depois, estão as falsas leis, pelas que, na verdade, os leões devoram os cordeiros.

Pensemos no famoso episódio da Guerra do Peloponeso que nos diz Tucídides, em que os atenienses se reúnem em assembleia democrática de decidir se desejam executar todos os habitantes da cidade de Mitilene, que lutou ao lado de Esparta, e escravizar suas mulheres e seus filhos. Eu não sei se alguém pode considerar uma decisão democrática aquela que envolve esfaquear os homens e escravizar as mulheres e as crianças. E, no entanto, isso foi discutido numa reunião em que todos poderiam levantar a mão e tomar uma decisão. E quando nesta discussão tomou a palavra um ou outro dos defensores de cada uma dessas posições, eles fazem isso em nome do conveniente para Atenas.

O que é mais conveniente para Atenas? Que passamos a faca a todos os homens e escravizemos todas as mulheres e crianças ou perdoemos a suas vidas e tentemos transformá-los em aliados, ou só os transformamos em escravos? Em qualquer caso, o conceito era este de conveniente. E é ali, naquele momento, quando Sócrates levanta a mão para dizer, não devemos pensar o que é conveniente, mas sim o que é justo.

E o justo é precisamente algo que os seres humanos já decidiram em condições que podem não ser as de guerra. Na guerra decidimos as coisas não são justas. Por isso não se deveria dar voz às vítimas; Então, é claro, o direito é basicamente não deixar as vítimas se tomar a justiça com suas próprias mãos. Em que igualmente a vítima não pode decidir o que é justo e o que é injusto, porque ela provavelmente não vai decidir bem.

O que é precisamente o que chamamos de direito? Eu acho que é sempre já ter tomado certas decisões por meio das que, livremente, nós proibimos de fazer certas coisas. Por exemplo, nos proibimos de esfaquear as populações inimigas; nos proibimos de escravizar outros seres humanos; Nós proibimos da tortura; nós proibimos de uma série de comportamentos que, na prática, corroem a própria condição humana.

O que é o capitalismo? O capitalismo é, como eu disse na primeira parte do meu discurso, um processo constitucional permanente. Um processo constitucional permanente é também um processo contínuo destituinte. E, em um processo destituinte, sempre em rebelião contra os limites, é muito necessário estabelecer limites. E o estabelecimento desses limites passa através do fato de que uma constituição, por exemplo, nos proibimos de fazer certas coisas. Nós proibimos essencialmente do canibalismo, comer um aos outros.

O capitalismo é absolutamente incapaz de colocar limites em si mesmo, e é por isso que o capitalismo é incompatível com o direito; com essa combinação de democracia e direito a que chamamos o Estado de direito. A lei da natureza, as leis da guerra, a lei da fome, a lei dos processos de destituição permanente são incompatíveis com o estabelecimento disso que os cordeiros reclamam dos leões, disso que os fracos demandam aos fortes.

E eu acho que é muito importante entender que isso explica Cálicles indiretamente, em disputa com Sócrates; ou seja, o fato de que, de facto, o direito é algo que fizeram os fracos para que os fortes não possam comê-los, que a lei é algo que fizeram os cordeiros para não ser devorados pelos leões.

Claro que sabemos que vivemos num mundo muito duro em que tem quase sempre aconteceu isto -sob o capitalismo, por razões particulares-, em que esses limites não limitam nada ou quase nada, tornam-se puros flatus vocis, puras fórmulas verbais, as instituições se mostram ineficazes, incapazes de impor esses limites aos leões, impor os tais limites ao poderoso.

Em qualquer caso, deve-se lembrar mais uma vez que não é rebelar-se contra o direito, mas sim de reconhecer que a rebelião é a fonte de todos os direitos. A rebelião contra a natureza, rebelião contra os leões, a rebelião contra os poderosos, é a fonte de todos os direitos. E se, finalmente, o poderoso não cumpre as leis, eles não estão em conformidade com os limites que lhes são impostos pelos fracos rebelião após rebelião, isso não deve impedir-nos de reconhecer que essas leis, esses direitos, não foram produzidos pelo leão. Quem produziu fomos nós, em revolta contra os leões. Em rebeliões sangrentas, que custaram muitas humanas ao longo dos séculos. Não é verdade que o direito de voto é um instrumento de dominação da burguesia. A verdade é que o direito de voto foi conquistado pelos revolucionários franceses com armas na mão, e não foi uma concessão feita pelos poderosos para os fracos. Foi muito pelo contrário: foram os fracos que estavam armados que fizeram essa concessão à os poderosos.

E o que temos que lembrar é que por trás de um direito, de uma verdadeira lei, existe um povo virtualmente armado. E se não existe, não é uma lei verdadeira, e não é um direito real.

Eu acho que isso é importante lembrar. Concordo inteiramente com uma grande historiadora francesa, Florence Gautier, que é talvez a melhora conhecedora de Robespierre e seu legado. Como você sabe, Robespierre na Constituição de 1793 foi muito mais longe do que as frases que temos lido nesta sala retiradas do Preâmbulo da Declaração Universal dos Direitos Humanos. Porque ele não se limitou a reconhecer que, num caso extremo o direito à rebelião teve importantes consecuencias. Robespierre, em 1793, naquela maravilhosa constituição que nunca entrou em vigor porque Thermidor o impediu, foi dizendo coisas como esta:

"Qualquer lei que viola os direitos inalienáveis ​​do homem é essencialmente injusta e tirânica. Não é de nenhuma maneira uma lei ".

Eu acho que isso é muito importante não temos que confundir lei com direito, não confundir o que é uma manipulação do direito interessada feita pelos leões com o que é verdadeiramente uma lei. Nisto, além disso, Robespierre é completamente ilustrado. Kant o prova em páginas bonitas, ele mostra como somente leis que atendam certas condições formais são realmente leis.

Por isso, diz que uma lei que viola os direitos inalienáveis ​​do homem não é de forma alguma uma lei. E também diz:

"A resistência à opressão é a consequência dos outros direitos do homem e do cidadão. Há opressão contra o corpo social, quando um dos seus membros é oprimido; Há opressão contra cada um dos membros do corpo social quando o corpo social é oprimido. Quando o governo viola os direitos do povo, a insurreição é para as pessoas e para cada porção do povo o mais indispensáveis ​​dos deveres." Ela não diz que o mais indispensável dos direitos; Ele diz dos deveres. É um imperativo, um imperativo quase moral, como o de Kant. Onde as leis não são leis, onde as leis violam os direitos inalienáveis ​​do ser humano, a rebelião não é um direito, mas um dever.

E como eu tenho muito pouco tempo e eu queria dizer algo sobre o último ponto que me correspondia falar, relativo as alternativas pós-capitalista, que eu gostaria de resumir muito rapidamente.

Como já descrevi outras vezes, tendo em conta as características desse capitalismo em rebelião permanente contra limites, uma sociedade pós-capitalista deve emergir de um impulso tríplice: deve ser um impulso revolucionário no econômico; reformista no institucional e conservador no antropológico. Muito resumidamente, eu vou fazer algumas indicações do que eu quero dizer com cada uma dessas coisas.

O primeiro ponto que eu acho que todos concordamos, e como eu tenho definido o capitalismo muito rapidamente, como um trem desgovernado sem nenhum freio de emergência, o capitalismo não é reformável. O capitalismo não pode apoiar as reformas. Precisamente porque é uma revolução permanente, porque é um processo sem interrupções constituinte-destituinte em que o original é sempre o resíduo ontologicamente falando, a destruição, o cadáver. E, portanto, a única maneira de estabelecer com precisão um mundo, uma sociedade, uma das instituições reformáveis, é transformar radicalmente o capitalismo em uma outra coisa. O capitalismo, por mais que a intenção seja de nos enganar, não pode reformar-se; ele só pode afirmar-se em escala ampliada e, portanto, com uma escala de cada vez maior destruição.

De fato, uma sociedade que já se livrou do trem desgovernado, sem freio de emergência através de uma revolução econômica, é por primeira vez uma sociedade em que as instituições podem ser o resultado de decisões livres, tiradas em condições de calma, para além de guerra, independentemente da necessidade de reprodução de ciclos biológicos e que, portanto, acho que devemos economizar muito da bagagem que muitos marxistas chamada direito burgues. Eu acho que não há alternativa ao direito do que o não-direito; Eu acho que não há alternativa ao habeas corpus que a tortura eo desamparo; Eu acho que não há mais alternativa para a separação de poderes, não importa quantos são estes sejam -porque na Constituição Bolivariana tem mais de três e podemos inventar muitos mais- que a vontade schmidtiana dominando o mundo soberanamente e decidindo sobre a vida e a morte dos seres humanos. Portanto, o que você precisa fazer é restaurar esse legado que é nascido em condições burguesas, como o teorema de Pitágoras que foi nascido em condições de escravidão, para que, pela primeira vez, a sua aplicação seja universal e real, num quadro em que também pela primeira vez, essas instituições sejam reformáveis. Porque o que caracteriza instituições, como as coisas de usar, é que sua vida não é eterna.

Digamos que os comunistas, marxistas, devemos dedicar-nos a interpretar ou intervir no mundo, para que nos colocamos constantemente entre o perigo da biologia, que é a do capitalismo, e o perigo da arqueologia, o perigo de ossificação ou fossilização das instituições, que podem inicialmente ser libertadoras, mas podem tornar-se muito repressivas. E, portanto, essas instituições devem ser reformadas onde quer que estejam em risco de se fossilizar. Portanto, mais uma vez, o impulso emancipatório deve ser institucionalmente reformista.

E, finalmente, deve ser conservador no antropológico. Começamos por descrever um mundo que, sob o ataque do capitalismo, se livrou dessas três faculdades finitas que caracterizaram a permanência do ser humano no mundo, a permanência do homem na sociedade, e nós sabemos melhor hoje do que Marx que, em sua rebelião contra os limites, um dos seus primeiros limites e que agora é mais claramente questionado precisamente é o limite natural. O limite imposto pela finitude, os corpos são humanos, mas a fonte de todos os bens, é a natureza. Lembre-se que Marx, não viveu numa sociedade em que há um grau de destruição ecológica como a conhecemos hoje, lembrando que em sua Crítica do Programa de Gotha que a fonte de toda a riqueza não é trabalho, mas a natureza. Natureza agora está ameaçada como nunca antes, entre outras razões porque nos esquecemos, como disse anteriormente, de que somos seres mortais que dependemos de uma natureza que, paradoxalmente, tem vindo a confiar em nós.

Conservadores antropológicos quer dizer, no entanto, conservadores desse limite imposto em nós pela natureza, mas também significa conservadores dos corpos, que são caracterizadas por ser frágeis.

Isto significa que o Iluminismo, que eu sempre defendi, deve considerar dois aspectos: um, o fato de que somos sujeitos da razão; e o outro, o fato de que a razão não se fornece os seus próprios conteúdos. Um dos conteúdos com que limita a razão é precisamente o fato de que somos corpos, o fato de que vamos morrer. E, portanto, a necessidade de cuidar-nos reciprocamente. Somos sujeitos da razão e somos objeto de cuidado.

Neste sentido, uma sociedade pós-capitalista deve articular todas as instituições e mecanismos para assegurar que os corpos estarão sujeitos aos cuidados. Isto, naturalmente, implica uma revolução econômica que, apesar de garantir certos serviços públicos, em termos de educação, saúde, etc, também garante um universo antropológico onde os seres humanos podem olhar um para o outro, discutir como os sujeitos direito, mas também cuida-nos como objetos frágeis e de cuidado.



Muito obrigado ...

domingo, 6 de marzo de 2016

PABLO PIOVANO MUESTRA EL COSTO HUMANO DE LOS AGROTOXICOS

Este genocidio por goteo está matando a varias generaciones

Con un trabajo incansable, el fotógrafo de Página/12 logró imágenes que testimonian el daño irreparable que la industria intenta negar. Después de haber expuesto en Europa y de recibir varios premios internacionales, el jueves inaugurará su muestra en el Palais de Glace.

 Por Andrés Valenzuela
 
“Es bueno sentir que lo que hacés puede tener un buen destino y es parte de un propósito sagrado”, dice el fotógrafo sobre su trabajo.
Imagen: Pablo Piovano.


En la foto hay un niño. En sus ojos, en su mirada, como en todas las fotos de Pablo Piovano, hay un mundo. Y en la piel de ese niño habita uno de los dolores del mundo: el efecto de los agrotóxicos. La toma en cuestión ya circuló por todo el mundo, junto con una decena más. Con esa serie sobre el impacto en las poblaciones rurales de los químicos que se utilizan para fumigar los cultivos, el fotógrafo de Página/12 cosechó varios premios internacionales de primer nivel y expuso en Europa. Son imágenes conmovedoras, en las que la potencia estética no distrae del drama que testimonian. Resultan tan contundentes que incluso fueron presentadas ante tribunales internacionales para dar cuenta del daño irreparable que la industria pretende negar. Sin embargo, esa docena de fotos son parte de un trabajo muchísimo más amplio, resultado del tesón de Piovano recorriendo las rutas del Litoral argentino, de Córdoba, de Santa Fe. Quince mil kilómetros de esfuerzo. Desde el jueves podrán verse casi 80 fotografías –muchas todavía inéditas– de ese trabajo en un lugar emblemático: el Palais de Glace (Posadas 1725). Allí se expondrá El costo humano de los agrotóxicos hasta el 10 de abril.



La muestra tiene curaduría de Annalisa D’Angelo, una fotógrafa que vive en Roma a quien el argentino define como “una mujer con un corazón muy delicado”. Destaca que ella hace un trabajo “muy fino” y que encontró cosas que él mismo no había visto. “Hizo asociaciones entre imágenes que funcionan muy bien. Para un fotógrafo que está viviendo tan de cerca su propio trabajo es necesaria siempre una mirada fresca, ayuda a mirar como desde arriba de un árbol la situación”. También aporta lo suyo la colega Cristina Vatielli. “Una gran fotógrafa, pero a la vez una retocadora muy, muy buena, que les ha puesto un manto muy luminoso a las fotos, que las deja danzantes. Jamás había visto un retoque que haga que las imágenes quedaran tan vivas”.

Durante la inauguración lo acompañará Fabián Tomassi, uno de los miles de afectados por los agroquímicos y hombre fundamental para la investigación de Piovano. “El primer destino que tuve en los 15 mil kilómetros que recorrí fue su casa en Basavilbaso”, recuerda. “De alguna manera, él me abrió la conciencia, la envergadura de aquello en lo que yo estaba metiéndome”. Tomassi sufre las graves consecuencias de los años cargando y descargando aviones fumigadores. “Hasta le cuesta estar en pie”, señala Piovano. “Que él pueda contar su experiencia para mí es un honor, porque es un ejemplo vivo del impacto de los agrotóxicos, manipuló todo tipo de químicos y su cuerpo comprueba lo nocivos que pueden ser estos venenos”.

También estarán presentes Merardo Avila, representante de la red de médicos de pueblos fumigados, y el abogado Darío Avila, quien denunció el uso de estos químicos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “A mí me honra que hayan presentado este trabajo, han viajado mucho, han curado gente, han recibido denuncias, dieron testimonio e hicieron relevamientos sanitarios, tomaron pruebas científicas y médicas”. Muchos de los datos con los que el propio Piovano acompaña sus fotografías provienen de la búsqueda de los dos Avila y de los investigadores de las universidades nacionales de Córdoba, Rosario y La Plata. “Es un grupo muy activo que está anclando científicamente esto que para muchos parecía un delirio, pero los datos médicos y científicos vienen desde sus lugares de estudio”, dice el fotógrafo. Son 13,4 millones las personas que viven en los alrededores de zonas tratadas con agroquímicos. En 2012, por ejemplo, se utilizaron 370 millones de litros de agroquímicos sobre 21 millones de hectáreas sembradas con semillas transgénicas; es decir, sobre el 60 por ciento de la superficie cultivada del país. Y lejos de disminuir, el modelo agroindustrial basado en cultivos transgénicos y fumigación química crece cada día.

–Estas fotografías aportan una pata testimonial, pero también emocional, ¿no? Es imposible no conmoverse con esas imágenes.
–Es un poco lo que estaban esperando, ¿no? Hay mucho texto escrito, mucho libro, muchos estudios, pero quizá no había tantas imágenes que puedan apoyar todo eso. Así que de alguna manera nos estamos poniendo al servicio de todo esto, siendo instrumentos de esta causa.

–¿Por qué no había otro registro de este calibre?
–Porque quizá no había mucha gente que se tomara el trabajo que hice yo, de viajar tanto. Hice tres viajes al Litoral, hasta Misiones y a Córdoba, Santa Fe. Casi 15 mil kilómetros recorridos con mi auto y entrando en cientos de casas. Hay mucha energía puesta y dispuesta ahí, una energía viva, que para mí viene de la misma madre tierra, que me dio la fuerza para seguir. Porque muchos me preguntan cómo hice para seguir ante tanto drama. Bueno, cuando hay algo necesario y ves que podés ser un instrumento útil para ayudar, todo se hace más derecho. No es algo que atañe a una musa o un delirio que tenga con el arte: el sentido de todo este trabajo es otro. Es bueno sentir que lo que hacés puede tener un buen destino y es parte de un propósito sagrado. Porque lo sagrado viene de los elementos dadores de vida.

–Entre las fotos, los primeros premios y esta exposición hubo un cambio de gobierno. ¿Cómo ve la situación?
–Lo que se evidencia es una profundización del modelo agroindustrial, porque las corporaciones han entrado en el Estado. Los sectores privados tienen ministerio. Este sistema se va a profundizar, sin ninguna duda. De hecho, en la provincia de Buenos Aires, el ministro de Agroindustria es Leonardo Sarquis, que es socio de Monsanto. Mientras esas fotos están colgadas en un palacio, la cantidad de veneno sobre la tierra aumenta de manera exponencial y, con ello, al mismo ritmo, la enfermedad y la muerte. La muerte de los hombres, de los animales, de las aguas, de todo el sistema biológico. Y no hay quien custodie eso, porque si el Estado está a cargo de semejante operación, ¿quién lo controla? ¿De dónde llegará la ayuda? Con el avance del modelo sojero, las corporaciones mismas expresan abiertamente su rechazo a la resistencia popular. No hace mucho, el empresario Gustavo Grobocopatel, conocido como “el rey de la soja” declaró que “el periodismo militante es más peligroso que el terrorismo de Estado”. Para Piovano, el presidente del grupo Los Grobo apunta a quienes trabajan en pos del medio ambiente o que resista el cultivo de soja. “El tiene un pool de siembra enorme y toma como enemigo grave a quien esté en contra. Es un tipo que ha dado muchas entrevistas, incluso lo he retratado: sabe lo que dice, cómo lo dice y en qué momento lo dice”, advierte el fotógrafo. Las declaraciones de Grobocopatel fueron publicadas a fines de diciembre en la revista Veintitrés, con la seguridad de la victoria de Mauricio Macri en las elecciones presidenciales. El hombre tiene cierta tranquilidad respecto del rumbo del Gobierno y el impacto en sus balances contables: su hijo Rosendo es asesor de la Jefatura de Gabinete nacional, aun cuando todavía no terminó su carrera universitaria. Piovano entiende que en las declaraciones de Grobocopatel padre hay una amenaza: “No conocemos sus límites, pero tampoco tenemos miedo, sabemos que estamos haciendo lo que tenemos que hacer”.
En medio del desastre generalizado, Piovano rescata algunas luces de esperanza. “La victoria más fuerte es la que viene de las madres del barrio Ituzaingó, Córdoba, si podemos llamar ‘victoria’ al sufrimiento de madres que perdieron a sus hijos o que los tienen enfermos, ¿no? Lo que sí han logrado s que se fumigue a más de 1500 metros del barrio”. El problema, considera, está en la falta de criterios unificados y control. Cada municipio hace lo que le parece en este punto: 100 metros, 200, 500 o 1500, según cada Concejo Deliberante. Pero las consecuencias alcanzan a las poblaciones urbanas que consumen la producción agropecuaria. “No hay nadie que pueda medir hasta dónde puede llegar la emergencia sanitaria, porque es muy lento, es día a día con los alimentos que se come la señora en un quinto piso del departamento de Recoleta o que se compra en el supermercado chino o lo que sea”. Según un estudio de la Universidad Nacional de La Plata, entre el 70 y el 80 tenía por lo menos dos o tres agroquímicos. “En la papa han encontrado hasta 16”. Piovano pela todo lo que compra y trata de consumir alimentos orgánicos. “Hago lo que puedo, pero el control es casi absoluto, las corporaciones han logrado un control total de lo que comemos, de nuestra salud y de nuestra libertad. Porque la salud es nuestra herramienta de libertad”.
Quizá por eso en Europa llama tanto la atención su trabajo. De los seis premios que recibió, cinco fueron en ese continente. “Hay mucho interés en el tema, en el control de las semillas, en cómo están comiendo, cómo se están alimentando ellos y sus hijos”, explica Piovano. Ya expuso en Italia y Francia. Este año lo hará en España, Alemania, Japón y nuevamente Francia, en el festival Rencontres d’Arles, a partir de una beca que le otorgó la Fundación Manuel Rivera-Ortiz. “En Portugal, por ejemplo, hace poco aprobaron los agrotóxicos, entonces hay un movimiento ambientalista que está alerta. Como también estamos acá, donde hay una red muy fuerte que está viendo en esta problemática una causa muy grande para ponerse al frente y tratar de sostener la sustentabilidad de la misma tierra”. Para Piovano, el uso de agrotóxicos es un “genocidio por goteo”, sistemático y que entra por la mesa diaria. “Si la causa modelo de los 70 fueron los derechos humanos, el eje ahora está en el cuidado de la ecología, de la tierra y del agua; en su momento mataron a 30 mil personas y ahora lo están haciendo con varias generaciones y las que siguen, sin discriminar a nadie”. ¿Alguna esperanza? “Me gustaría vislumbrar un hilo de luz. Creo que, si queremos verlo, está en la agricultura sustentable. Pensar en tener nuestra huerta orgánica aunque sea en un balcón, en nuestra terraza”.

martes, 20 de octubre de 2015

Glifosato no algodão esterilizado?

Será que pegamos câncer por curar as feridas???

Até,
Santiago







18:38 › SALUD

Donde hubo glifosato, veneno queda

Un equipo multidisciplinario de la Universidad de La Plata reveló un estudio en el que el cien por ciento de los algodones y gasas esterelizados analizados contenían glifosato o derivados, mientras que el porcentaje se reducía en productos higénicos más elaborados como hisopos, toallitas y tampones. En marzo, la Organización Mundial de la Salud colocó al glifosato en el nivel dos como agente cancerígeno.

El doctor en Química Damian Marino, integrante del Espacio Multidisciplinario de Interacción Socioambiental (EMISA) de la Universidad de La Plata, detalló a Télam que "el 85 por ciento de todas las muestras dieron positivos para glifosato y el 62 por ciento para AMPA, que es el metabolito ambiental (derivado del herbicida); pero en el caso de algodones y gasas el porcentaje fue del cien por ciento".
El estudio fue presentado durante el 3° Congreso Nacional de Pueblos Fumigados, realizado en la Facultad de Medicina de la UBA, donde desarrollaron la hipótesis de que a medida que se aumenta el procesamiento de los productos, las sustancias que originalmente se encuentran presentes en el algodón van disminuyendo.
"Lo que vimos es que en el algodón sin procesar lo que domina es el AMPA (39 µg/kg y 13 µg/kg de glifosato), mientras que en las gasas hay ausencia de AMPA, pero sí de glifosato cuya concentración es de 17 µg/kg", indicó Marino y agregó: "En cuanto a los hisopos, hay marcas que no tienen, otras tienen alguna de las dos sustancias y algunas las dos, lo mismo que sucede en los productos de higiene femenina".
"El resultado de esta investigación es muy grave. Cuando uno utiliza algodón o gasas para curar heridas o para uso personal higiénico, lo hace pensando que son productos esterilizados, y resulta que están contaminados con una sustancia cancerígena", resaltó el pediatra Medardo Ávila Vázquez, referente de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados.
Y continuó: "La mayoría de la producción de algodón en el país es transgénico y resistente al glifosato, se fumiga cuando el capullo está abierto entonces el glifosato queda condensado y pasa directo al producto".
Ávila Vázquez, organizador del Congreso, confesó que "el estudio nos ha sorprendido a todos porque en realidad nuestro objetivo era demostrar la presencia de estas sustancias cancerígenas sobre todo en alimentos, y la investigación de la Universidad de La Plata abre una nueva puerta que deberemos continuar".
Por su parte, Marino reconoció que esta investigación tampoco había sido un objetivo del grupo: "Estábamos investigando las derivas de glifosato en aplicaciones aéreas, esto es, hasta dónde se expande la sustancia cuando se fumiga y encontramos un estudio, un paper internacional donde se decía cómo había que realizar el procedimiento".
"Hay una premisa básica en investigación que es que cuando uno termina de hacer laboratorios tiene que contrastarlo contra algo limpio, y el paper decía que este elemento eran gasas estériles, de uso médico, es decir las que uno encuentra en las farmacias --desarrolló Marino--. Entonces fuimos y compramos gasas, abrimos los paquetes, los analizamos y ahí tuvimos la sorpresa: encontramos glifosato. Lo primero que pensamos era que habíamos hecho algo mal, así que tiramos todo y compramos nuevas gasas, las analizamos y volvimos a encontrar glifosato".
En marzo de este año, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (Iarc), dependiente de la OMS, agregó a cinco pesticidas como cancerígenos “posibles” o “probables”, entre ellos al glifosato.
El investigador describió que "buscamos bibliografía y no encontramos ninguna publicación nacional ni internacional que hable de residuos de glifosato y su metabolito en este tipo de productos".
"Los resultados los hemos obtenido hace una semana, queremos que sean un disparador para que todos los pongamos a sistematizar la investigación y en esto estamos, diseñando nuevos trabajados con otras disciplinas, porque la obligación nuestra es velar por la salud de la población", concluyó.